viernes, 21 de octubre de 2011

La Luciérnaga

¿Alguna vez has tenido la oportunidad, y el placer de ver a una luciérnaga en la selva, en el monte o en algún lugar remoto?  En lo personal, tenía décadas de no ver una de estas hermosas criaturas hasta hace unas semanas en la propiedad de mis padres.  ¿Pero por qué les digo hermosas cuando en realidad son unos insectos voladores no muy atractivos si lo vieras durante el día?  Porque anoche soñé con ellas y de ahí sale está historia y sus metáforas. 

La primera es su apariencia, que nos es muy atractiva.  A nosotros los seres humanos se nos ha enseñado desde pequeños que no debemos juzgar un libro por su portada.  Si no que debemos tomarnos el tiempo de ver cuál es su contenido y su posible lección.  Pero en muchas ocasiones o más frecuentemente de lo que deseamos, nos dejamos llevar por las apariencias y por lo que vemos por fuera y eso en realidad ¿qué nos dice de esa persona o de esa situación?  ¿Por qué hacemos esto?  ¿Porque no nos tomamos el tiempo de descubrir la belleza que se encuentra adentro?  Quizás sea porque nos pasamos la vida corriendo de aquí para allá, haciendo esto y aquello y juzgamos, suponemos cosas y llegamos a conclusiones que nos parecen lógicas, pero que casi siempre no tienen nada que ver con la verdadera realidad.

¿Y qué tiene que ver esto con la primera metáfora de la luciérnaga?  Tiene mucho que ver, porque como dije anteriormente, este no es un insecto bonito.  Lo que no vemos a simple vista es su belleza escondida y su habilidad.  Esta solo se puede apreciar por las noches, en los campos, en los montes o en las selvas lejos de la cuidad, en la cual, si te dejas llevar, también te envolverá una paz difícil de describir.  Todo se conjuga para crear un momento mágico; la noche, los alrededores tranquilos y sin bullicio ¡y de repente sucede!  Ves una lucecita que se prende y se apaga delante de ti. Es el momento en el cual si parpadeas, su luz escapara de tus ojos. Es la belleza interna la de luciérnaga.  ¡Un instante fugaz.


La segunda metáfora es igualmente importante.  Su
luz.  Si has tenido la dicha de presenciar este maravilloso espectáculo dime ¿qué has sentido en tu corazón cuando vez  a este pequeño insecto iluminar una vasta obscuridad?  ¿No es cierto que sientes una emoción difícil de explicar?  ¿Te has puesto a pensar en esto?  En el ¿Por qué de esa conexión?                                 A veces nosotros los seres humanos pensamos que no podemos hacer la diferencia en alguna situación o circunstancia.  Que nuestro voto no cuenta.  Si la luciérnaga pensara así, no nos regalaría la luz que sale de sí misma.  De su esencia, y la perdida seria inmensa.  Deberíamos tomar  su ejemplo y aprender de ellas pues sin prescindir de su tamaño, dan su luz e iluminan el camino.  Esta es la simbología que hay que recordar.
 
Los mensajes están por doquier.  Lo único que se requiere es ver con el corazón y escuchar a través de nuestros ojos. 
Justamente ayer escuche decir que no se puede ver la luz si no hay momentos de obscuridad.  Si esto no fuese así, tampoco podríamos ver a la luciérnaga.  Así que recordemos que en nuestro camino de vida, en nuestros momentos difíciles, siempre hay una pequeña luz que nos ofrece su guía y nos muestra el camino, y esa luz se encuentra dentro de nosotros.  Solo tenemos que mirar para poder encontrarla.

Quizás es por eso que hoy desperté pensando en la luciérnaga y la simbología de su belleza oculta y su pequeña luz iluminando una vasta obscuridad.  Para darme cuenta que esta luz es su regalo, y que está dentro de mí.
 
Para concluir, quiero decir que la luciérnaga no es la excepción.  Todos los animales de este planeta tienen un mensaje o un regalo para nosotros.  Está en nosotros poder descifrarlos.  Poder sentirlos en nuestros corazones.  Es por eso entonces, que te pido seas como la luciérnaga – pequeña pero dando tu luz, y consiente de tu belleza interna.
 
Reyna.









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